A074 Completar el Plan de Estudios sobre Salud Mental para el Clero
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Obispos,
Que la 81a Convención de la Iglesia Episcopal ordene al organismo apropiado que continúe y complete el desarrollo de todas las secciones del Plan de Estudios del Ministerio sobre Salud Mental para la educación y capacitación del clero episcopal en el ministerio a personas y familias que experimentan desafíos de salud mental en la iglesia; y asimismo
Se resuelve, Que se asignen US$20,000 para esa labor en este trienio; y asimismo
Se resuelve, Que todos los módulos curriculares sean traducidos a todos los idiomas relevantes que usa la Iglesia Episcopal, y asimismo
Se resuelve, Que se asignen US$14,000 para ese trabajo en este trienio.
Explicación
Según la Alianza Nacional para las Enfermedades Mentales, uno de cada cinco adultos estadounidenses tiene una enfermedad mental cada año, uno de cada 20 adultos estadounidenses tiene una enfermedad mental grave cada año, uno de cada seis jóvenes estadounidenses de entre seis y 17 años tiene un trastorno mental cada año, el 50% de todas las enfermedades mentales a lo largo de la vida comienzan a los 14 años, y el 75% a los 24 años. El suicidio es la segunda causa de muerte entre las personas de 10 a 14.1 años.
Las comunidades religiosas están a la vanguardia de las comunidades en la relación con las personas que experimentan un problema de salud mental, incluidas, entre otras, las crisis de salud mental, los diagnósticos de enfermedades mentales y los trastornos por consumo de sustancias.
La Iglesia puede ser un entorno en el que las personas con problemas de salud mental sientan que no serán juzgadas, consideradas “débiles” o estigmatizadas. Con el fin de satisfacer las necesidades y respetar la dignidad de las personas que experimentan, el clero y los aspirantes a la ordenación necesitan herramientas y capacitación para abordar con confianza y pastoralmente las cuestiones que surgen en los diversos entornos en los que prestan sus servicios.
Reconociendo esta necesidad, en 2022, la 80a Convención General aprobó la resolución A109, que pedía la creación de un plan de estudios para abordar la salud mental y que “todos los que vayan a ser ordenados a partir de enero de 2024 reciban capacitación”, además de recomendar “la capacitación de todos los presbíteros, diáconos y obispos en activo en este plan de estudios para la concientización sobre la salud mental y las enfermedades mentales”.
El Grupo de Trabajo sobre Personas con Enfermedades Mentales reconoce que, por muchas razones, entre ellas el corto espacio de tiempo entre la 80a y 81a Convenciones Generales, tener una capacitación preparada para todo el clero activo, así como para todos aquellos que disciernen una llamada al ministerio ordenado, era una tarea difícil. Se creó un borrador del plan de estudios y se compartió como parte del informe del Grupo de Trabajo. Sin embargo, no está listo para su aplicación inmediata. El Grupo de Trabajo cree que este plan de estudios debe seguir perfeccionándose y desarrollándose, con cada sección preparada para su impartición en formatos en línea y presencial. El plan de estudios en su forma completa también debe traducirse y adaptarse culturalmente a las distintas comunidades étnicas y raciales. El plan de estudios anterior ha sido un esfuerzo conjunto entre el Grupo de Trabajo sobre Personas con Enfermedades Mentales y un subcomité de la Comisión Permanente sobre Formación y Desarrollo del Ministerio, impulsado en gran medida por el Grupo de Trabajo sobre Personas con Enfermedades Mentales. Esta labor no es propiamente una cuestión de formación, sino de dotar a los santos de capacidades y habilidades para una forma específica de ministerio en sus comunidades de fe y en la plaza pública. De cara al futuro, el Grupo de Trabajo recomienda mantener esta labor con cualquier organismo enfocado en la Salud y el Bienestar Humanos.
Completar un plan de estudios sólido y centralizado es una parte esencial de la educación del clero para la salud mental. Garantiza un aprendizaje coherente y equitativo entre culturas y lenguas, establece objetivos de aprendizaje claros y se adapta a un mundo cambiante.
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