A097 Desarrollo de un Marco Común para la Capacitación Antirracismo
En la actualidad, el artículo III.6.5.g del Canon sobre Capacitación requiere la capacitación antirracista de la Iglesia para la ordenación. Además, la Convención General de la Iglesia Episcopal ha aprobado resoluciones relativas al antirracismo y la reconciliación racial en cada Convención General desde por lo menos 1988. Estas incluyen 1988-A112, 1991-D113, 2009-A142, 2012-A127, 2015-D040, y se han hecho llamados a la iglesia a participar a través de la capacitación antirracista y otras actividades para desmantelar y erradicar las estructuras del racismo e integrar las prácticas del antirracismo en nuestra vida como iglesia. Específicamente, la Resolución 2000-B049, la cual fue reafirmada por la 2018-A045, ordena que “se requiera que los líderes laicos y ordenados de la Iglesia Episcopal, incluidas todas las personas ordenadas, el personal profesional y aquellos elegidos o nombrados para puestos de liderazgo… tomen capacitación antirracismo y reciban la certificación de dicha capacitación… Y que cada diócesis determine los líderes laicos y del clero que deben seguir la capacitación”.
Las historias y la información obtenidas a través de los grupos de discusión y las entrevistas llevaron a los miembros del Grupo de Trabajo a incluir el enfoque de la justicia racial y los debates relativos a la capacitación antirracismo. La creación de esta resolución fue identificada al reconocer la necesidad de un método consistente para asegurar que el liderazgo de toda la iglesia y los laicos experimentaran los diversos temas, así como la creación de conocimiento sobre el pecado del racismo, las razones detrás de las reparaciones, y la visión de la amada comunidad. El examen de las resoluciones anteriores y de las medidas adoptadas o no adoptadas ha servido de base para la presente resolución.
El Grupo de Trabajo también determinó que las preocupaciones y problemáticas de idiomas son importantes. En consecuencia, el Grupo de Trabajo añadió la palabra “sistémico” a la palabra “poder” para particularizar el tipo de poder del que se trata. Además, al analizar y desmantelar el racismo institucional involuntario, este concepto es un elemento importante para dejar de centrarse únicamente en los motivos de las personas y enfocarse en las ventajas incorporadas para los blancos que forman parte de la estructura de nuestras instituciones. La práctica institucional, la política, la cultura, etc., son la fuente de las disparidades sociales raciales.
La necesidad de crear y alimentar una identidad antirracista para personas e instituciones será necesaria si aceptamos que el racismo se ha apropiado tanto de la gente blanca como de la gente de color en forma de una Superioridad Racial Internalizada y Opresión Racial Internalizada como parte de nuestra identidad, y entonces la resistencia a esto es explorar una identidad que se le oponga.
Además, se necesita un seguimiento coherente de la finalización y la eficacia de la capacitación a medida que más miembros se trasladan a diferentes ubicaciones geográficas. Esto llevó al equipo a incluir la necesidad de contar con un sistema de manejo del aprendizaje para toda la iglesia, o alguna versión electrónica, y no mantener hojas de cálculo de Excel ni otros métodos manuales o basados en papel.
“Nuestro Pacto Bautismal nos llama a hablar en términos concretos sobre los pecados actuales de injusticia racial y desigualdad. Todos deberíamos abogar por la erradicación del racismo en todos los aspectos de la vida, especialmente en nuestra vida religiosa. Los efectos del racismo no escapan a ninguna institución, ni siquiera a la Iglesia. Sabemos que el racismo institucional puede ser consciente o inconsciente. Aunque la motivación de la institución y de sus miembros es importante, son los resultados raciales dispares de las políticas o prácticas los que reflejan el racismo de una institución. La eliminación del racismo en la Iglesia no puede equipararse a la asimilación, sino a la unidad en la diversidad. Ningún grupo puede exigir la renuncia unilateral a los valores culturalmente determinados de otro como precio por la plena participación en la comunidad eclesiástica. Al celebrar la diversidad, manifestamos nuestra unidad en Cristo”.(1)
(1). Texto atribuido a la Diócesis Episcopal de Arizona: una Declaración Teológica Antirracismo.
Explicación
En la actualidad, el artículo III.6.5.g del Canon sobre Capacitación requiere la capacitación antirracista de la Iglesia para la ordenación. Además, la Convención General de la Iglesia Episcopal ha aprobado resoluciones relativas al antirracismo y la reconciliación racial en cada Convención General desde por lo menos 1988. Estas incluyen 1988-A112, 1991-D113, 2009-A142, 2012-A127, 2015-D040, y se han hecho llamados a la iglesia a participar a través de la capacitación antirracista y otras actividades para desmantelar y erradicar las estructuras del racismo e integrar las prácticas del antirracismo en nuestra vida como iglesia. Específicamente, la Resolución 2000-B049, la cual fue reafirmada por la 2018-A045, ordena que “se requiera que los líderes laicos y ordenados de la Iglesia Episcopal, incluidas todas las personas ordenadas, el personal profesional y aquellos elegidos o nombrados para puestos de liderazgo… tomen capacitación antirracismo y reciban la certificación de dicha capacitación… Y que cada diócesis determine los líderes laicos y del clero que deben seguir la capacitación”.
Las historias y la información obtenidas a través de los grupos de discusión y las entrevistas llevaron a los miembros del Grupo de Trabajo a incluir el enfoque de la justicia racial y los debates relativos a la capacitación antirracismo. La creación de esta resolución fue identificada al reconocer la necesidad de un método consistente para asegurar que el liderazgo de toda la iglesia y los laicos experimentaran los diversos temas, así como la creación de conocimiento sobre el pecado del racismo, las razones detrás de las reparaciones, y la visión de la amada comunidad. El examen de las resoluciones anteriores y de las medidas adoptadas o no adoptadas ha servido de base para la presente resolución.
El Grupo de Trabajo también determinó que las preocupaciones y problemáticas de idiomas son importantes. En consecuencia, el Grupo de Trabajo añadió la palabra “sistémico” a la palabra “poder” para particularizar el tipo de poder del que se trata. Además, al analizar y desmantelar el racismo institucional involuntario, este concepto es un elemento importante para dejar de centrarse únicamente en los motivos de las personas y enfocarse en las ventajas incorporadas para los blancos que forman parte de la estructura de nuestras instituciones. La práctica institucional, la política, la cultura, etc., son la fuente de las disparidades sociales raciales.
La necesidad de crear y alimentar una identidad antirracista para personas e instituciones será necesaria si aceptamos que el racismo se ha apropiado tanto de la gente blanca como de la gente de color en forma de una Superioridad Racial Internalizada y Opresión Racial Internalizada como parte de nuestra identidad, y entonces la resistencia a esto es explorar una identidad que se le oponga.
Además, se necesita un seguimiento coherente de la finalización y la eficacia de la capacitación a medida que más miembros se trasladan a diferentes ubicaciones geográficas. Esto llevó al equipo a incluir la necesidad de contar con un sistema de manejo del aprendizaje para toda la iglesia, o alguna versión electrónica, y no mantener hojas de cálculo de Excel ni otros métodos manuales o basados en papel.
“Nuestro Pacto Bautismal nos llama a hablar en términos concretos sobre los pecados actuales de injusticia racial y desigualdad. Todos deberíamos abogar por la erradicación del racismo en todos los aspectos de la vida, especialmente en nuestra vida religiosa. Los efectos del racismo no escapan a ninguna institución, ni siquiera a la Iglesia. Sabemos que el racismo institucional puede ser consciente o inconsciente. Aunque la motivación de la institución y de sus miembros es importante, son los resultados raciales dispares de las políticas o prácticas los que reflejan el racismo de una institución. La eliminación del racismo en la Iglesia no puede equipararse a la asimilación, sino a la unidad en la diversidad. Ningún grupo puede exigir la renuncia unilateral a los valores culturalmente determinados de otro como precio por la plena participación en la comunidad eclesiástica. Al celebrar la diversidad, manifestamos nuestra unidad en Cristo”.(1)
(1). Texto atribuido a la Diócesis Episcopal de Arizona: una Declaración Teológica Antirracismo.