D020 Un Grupo de Trabajo sobre la Inteligencia Artificial en la Iglesia Episcopal
La inteligencia artificial generativa es una tecnología que permite que las computadoras creen contenidos originales, como imágenes o textos, que se asemejan a los producidos por los humanos. La inteligencia artificial utiliza modelos o algoritmos entrenados en grandes conjuntos de datos, textos e imágenes existentes para comprender e imitar patrones en esos datos. Aunque hay muchos algoritmos que ya están integrados en nuestra vida cotidiana (como el autocorrector, los filtros de spam del correo electrónico y los motores de recomendación), la inteligencia artificial generativa supone un importante paso adelante en la capacidad y el alcance de la tecnología. La inteligencia artificial generativa se ha generalizado especialmente en los últimos años con el lanzamiento de nuevas herramientas como ChatGPT, Midjourney, DALL-E, Google Gemini y Microsoft Copilot. Se trata de una parte del panorama tecnológico que está cambiando rápidamente y cuyas repercusiones apenas estamos empezando a ver.
Dentro de la Iglesia Episcopal, tenemos que considerar cómo afecta esta tecnología a nuestra vida y trabajo en común como comunidad de fe. Diversas formas de inteligencia artificial, incluida la generativa, pueden aportar beneficios a nuestras vidas y a la labor de dirigir instituciones eclesiásticas, como ayudar en tareas administrativas y tomar notas durante las reuniones. Sin embargo, la inteligencia artificial generativa es aún muy reciente, y ni la Iglesia Episcopal ni la sociedad en general han estudiado sistemáticamente los beneficios y los riesgos de esta tecnología. Tenemos que analizar muy detenidamente las implicaciones de la inteligencia artificial, ya que pone en tela de juicio muchas de nuestras ideas más arraigadas sobre la Iglesia, especialmente en los ámbitos de la liturgia y la teología.
Durante mucho tiempo se ha entendido que las liturgias de la Iglesia Episcopal son a la vez obra del pueblo y ofrenda del pueblo a Dios. Según el Diccionario Episcopal de la Iglesia, la liturgia es “el culto público de la Iglesia a Dios. El término se deriva de las palabras griegas ‘pueblo’ y ‘trabajo’. (1) La Iglesia ha asumido que sus liturgias son creadas por humanos, pero el desarrollo de la inteligencia artificial generativa pone en tela de juicio esta suposición, ya que ahora es posible que alguien le pida a una máquina que cree un texto litúrgico, un sermón u otra obra de la nada sin apenas intervención humana. Además, como las computadoras son cada vez más capaces de redactar artículos con solo pronunciar unas pocas palabras, podríamos enfrentarnos a nuevos retos, como un posible aumento del plagio, el uso indebido y la tergiversación de nuestras posturas oficiales sobre importantes problemáticas doctrinales y morales, y la posibilidad de que la IA invente fuentes ficticias que afirmen, por ejemplo, la existencia de un Libro de la Biblia que en realidad no existe.
Es una problemática que debe abordarse ya. Un Grupo de Trabajo ofrece la oportunidad de recaudar aportaciones de diversas perspectivas de toda la Iglesia y debatir detenidamente las implicaciones prácticas y teológicas de la inteligencia artificial generativa. Aunque esta tecnología es todavía relativamente nueva, la inteligencia artificial generativa se está desarrollando rápidamente y cada vez es más accesible. Si como Iglesia no estudiamos las implicaciones de lo que esta nueva tecnología podría aportar, nos encontraremos cada vez más rezagados.
(1) Don S. Armentrout y Robert Boak Slocum, eds., An Episcopal Dictionary of the Church: a user-friendly reference for Episcopalians. (New York: Church Publishing Incorporated), 307.
Explicación
La inteligencia artificial generativa es una tecnología que permite que las computadoras creen contenidos originales, como imágenes o textos, que se asemejan a los producidos por los humanos. La inteligencia artificial utiliza modelos o algoritmos entrenados en grandes conjuntos de datos, textos e imágenes existentes para comprender e imitar patrones en esos datos. Aunque hay muchos algoritmos que ya están integrados en nuestra vida cotidiana (como el autocorrector, los filtros de spam del correo electrónico y los motores de recomendación), la inteligencia artificial generativa supone un importante paso adelante en la capacidad y el alcance de la tecnología. La inteligencia artificial generativa se ha generalizado especialmente en los últimos años con el lanzamiento de nuevas herramientas como ChatGPT, Midjourney, DALL-E, Google Gemini y Microsoft Copilot. Se trata de una parte del panorama tecnológico que está cambiando rápidamente y cuyas repercusiones apenas estamos empezando a ver.
Dentro de la Iglesia Episcopal, tenemos que considerar cómo afecta esta tecnología a nuestra vida y trabajo en común como comunidad de fe. Diversas formas de inteligencia artificial, incluida la generativa, pueden aportar beneficios a nuestras vidas y a la labor de dirigir instituciones eclesiásticas, como ayudar en tareas administrativas y tomar notas durante las reuniones. Sin embargo, la inteligencia artificial generativa es aún muy reciente, y ni la Iglesia Episcopal ni la sociedad en general han estudiado sistemáticamente los beneficios y los riesgos de esta tecnología. Tenemos que analizar muy detenidamente las implicaciones de la inteligencia artificial, ya que pone en tela de juicio muchas de nuestras ideas más arraigadas sobre la Iglesia, especialmente en los ámbitos de la liturgia y la teología.
Durante mucho tiempo se ha entendido que las liturgias de la Iglesia Episcopal son a la vez obra del pueblo y ofrenda del pueblo a Dios. Según el Diccionario Episcopal de la Iglesia, la liturgia es “el culto público de la Iglesia a Dios. El término se deriva de las palabras griegas ‘pueblo’ y ‘trabajo’. (1) La Iglesia ha asumido que sus liturgias son creadas por humanos, pero el desarrollo de la inteligencia artificial generativa pone en tela de juicio esta suposición, ya que ahora es posible que alguien le pida a una máquina que cree un texto litúrgico, un sermón u otra obra de la nada sin apenas intervención humana. Además, como las computadoras son cada vez más capaces de redactar artículos con solo pronunciar unas pocas palabras, podríamos enfrentarnos a nuevos retos, como un posible aumento del plagio, el uso indebido y la tergiversación de nuestras posturas oficiales sobre importantes problemáticas doctrinales y morales, y la posibilidad de que la IA invente fuentes ficticias que afirmen, por ejemplo, la existencia de un Libro de la Biblia que en realidad no existe.
Es una problemática que debe abordarse ya. Un Grupo de Trabajo ofrece la oportunidad de recaudar aportaciones de diversas perspectivas de toda la Iglesia y debatir detenidamente las implicaciones prácticas y teológicas de la inteligencia artificial generativa. Aunque esta tecnología es todavía relativamente nueva, la inteligencia artificial generativa se está desarrollando rápidamente y cada vez es más accesible. Si como Iglesia no estudiamos las implicaciones de lo que esta nueva tecnología podría aportar, nos encontraremos cada vez más rezagados.
(1) Don S. Armentrout y Robert Boak Slocum, eds., An Episcopal Dictionary of the Church: a user-friendly reference for Episcopalians. (New York: Church Publishing Incorporated), 307.