C029 Apoyar un Futuro Energético Limpio

El uso de combustibles fósiles para alimentar nuestra vida cotidiana ha aportado muchos beneficios a la sociedad, pero conseguirlos ha tenido un costo muy elevado.  La combustión de estas sustancias para generar electricidad es uno de los mayores responsables de las emisiones atmosféricas de CO2, que provocan el calentamiento climático.  Existe consenso entre los científicos del clima, incluido el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (Internacional Panel on Climate Change, IPCC), en que este calentamiento está provocando cambios en los patrones meteorológicos que podrían afectar negativamente a las personas más vulnerables.  Puesto que estamos llamados a hablar y actuar en nombre de “los más pequeños”, debemos tomarnos en serio nuestro papel de autoridad moral y fomentar soluciones que puedan reducir o mitigar los daños causados por el uso de combustibles fósiles.  Esto es especialmente importante y apropiado dados los beneficios que hemos disfrutado, y seguimos disfrutando, de nuestro propio uso de los combustibles fósiles. 

Aunque puede parecer que no le corresponde a la Iglesia profundizar en los debates sobre política energética, cuando hay oportunidades de alterar el debate y lograr un cambio positivo, es apropiado que la Iglesia “intervenga”.  Esto ya se hace en muchos ámbitos políticos —vivienda asequible, pena capital, atención médica, por ejemplo—, y la política energética, que afecta tantos aspectos de nuestra sociedad, es sin duda una buena candidata para un fomento bien razonado.  Esto simplemente se sumaría a los esfuerzos de fomento que ya se están realizando en diversos rincones de nuestra denominación para motivar al uso de soluciones energéticas limpias como los paneles solares. 

La energía nuclear, como todo lo que tenemos, es un regalo de Dios, y tiene muchos beneficios: 

  1. La energía nuclear es limpia y produce menos desechos que cualquier otra fuente de energía, incluidas las renovables.  La generación nuclear no produce emisiones y evita más contaminación por megavatio-hora que otras fuentes. La energía nuclear también tiene el ciclo de vida más bajo de sus emisiones entre todas las fuentes de energía (o “huella” de CO2 a lo largo de la vida), ya que otras fuentes de energía, incluidas la eólica y la solar, requieren un mayor uso de energía para la extracción de minería, la producción de componentes y el transporte. En total, la energía nuclear genera más de la mitad de la electricidad con bajas emisiones de carbono de Estados Unidos y casi un tercio de la electricidad con bajas emisiones de carbono del mundo. 
     
  2. La energía nuclear es nuestra fuente más confiable de generación de electricidad, ya que genera grandes cantidades de energía libre de emisiones las 24 horas del día, los siete días de la semana, durante todo el año, está disponible y su combustible está asegurado. Las capacidades únicas de la energía nuclear complementan a las energías renovables, intermitentes y dependientes de las condiciones meteorológicas, reforzando la confiabilidad de la red de electricidad sin aumentar las emisiones. Esto es importante porque la sociedad necesita que la electricidad esté siempre disponible cuando la necesitamos, especialmente durante las tormentas de invierno, las oleadas de calor y los huracanes.  Ya sea para las luces de casa, un respirador en un hospital o una fábrica que da empleo a cientos o a miles de personas, gran parte del valor de nuestra red de electricidad reside en su confiabilidad.  Además, cuando la red no es confiable, los más perjudicados son los que tienen menos medios.  Basta con visitar áreas del mundo donde no se puede contar con que haya electricidad para ver los efectos devastadores que tiene una red de electricidad que solo funciona parte del tiempo en la capacidad de las personas para llevar una vida segura, sana y productiva.  Por último, sin confiabilidad no hay equidad.  Los que tienen medios pueden permitirse mitigar los efectos de una energía poco confiable.  Pueden permitirse generadores de emergencia, habitaciones de hotel y otros gastos necesarios cuando se va la luz, pero la mayoría de las personas con bajos ingresos no tienen estas opciones.  Ellos son los que más sufren cuando se va la luz.
     
  3. La energía nuclear es segura y está muy regulada.  Es la forma más segura que tenemos de generar electricidad, comparable a la energía eólica en términos de seguridad.
  1. La energía nuclear tiene una “huella” medioambiental pequeña.  Las centrales nucleares generan enormes cantidades de electricidad y requieren muy poco terreno. Las turbinas eólicas necesitan 360 veces más terreno para generar la misma cantidad de electricidad que un reactor nuclear típico. De esta forma, la energía nuclear conserva la tierra, especialmente las tierras de cultivo, y evita su desarrollo innecesario. Las áreas que rodean las centrales nucleares suelen servir de reservas naturales para proteger a los animales en peligro de extinción y el medio ambiente local.
     
  2. La producción de desechos de la energía nuclear es pequeña —todos los desechos nucleares por uso comercial de Estados Unidos producidos desde la década de 1950 podrían caber dentro de un Walmart— y se maneja de forma fácil y segura.  El combustible nuclear que se usa en los reactores generadores de energía existentes puede reciclarse, enterrarse en depósitos geológicos profundos o almacenarse para su uso en el futuro, ya que sigue conteniendo la mayor parte de la energía con la que comenzó.  Tenemos múltiples opciones para la disposición final del combustible nuclear usado, así que el problema es político, no de seguridad ni de ingeniería.
     
  3. La energía nuclear ya se ha utilizado para descarbonizar rápidamente grandes redes que suministran electricidad a países y estados completos (por ejemplo, Francia, Suecia, Ontario).  Tenemos experiencia en remplazar los combustibles fósiles por energía nuclear.  Se ha hecho antes y se puede volver a hacer con los diseños de reactores que se están construyendo en la actualidad. 
  1. La energía nuclear favorece la justicia medioambiental, social y racial. Además de conservar el suelo y evitar las emisiones, las centrales nucleares generan grandes ingresos fiscales para los municipios y distritos escolares locales, suministran una fuente confiable de energía limpia de carga básica para hospitales, hogares e industrias, y ofrecen puestos de trabajo bien remunerados para múltiples generaciones de familias trabajadoras. Las centrales nucleares generan puestos de trabajo bien remunerados que duran décadas.
     
  2. La energía nuclear fomenta la seguridad energética.  En lugar de depender de regímenes potencialmente hostiles para el suministro de combustibles como gas natural, carbón o petróleo, disponer de energía nuclear solo requiere una cantidad relativamente pequeña de combustible a base de uranio que puede adquirirse con mucha antelación.  Un reactor nuclear puede funcionar entre 18 meses y 2 años con la carga de elementos combustibles de solo dos o tres camiones.  Compárese esto con las centrales eléctricas de combustibles fósiles, que necesitan un tren diario con 100 vagones de carbón o un flujo constante de metano (gas natural), el cual podría cortarse sin previo aviso.  Esto permite que los gobiernos persigan objetivos de política exterior sin las posibles repercusiones de responsabilizar por sus acciones a quienes se comportan con malicia.

Esta resolución destaca la energía nuclear como merecedora de la atención de la Iglesia debido a estos beneficios, los cuales ilustran por qué es posible que represente nuestra herramienta más poderosa para reducir el uso de combustibles fósiles.  Sin embargo, la actitud de la Iglesia hacia la energía nuclear no ha sido, en general, de apoyo.  Esta no es una postura razonable, dada la magnitud de la tarea que enfrentamos (mitigar el cambio climático y suministrar energía a miles de millones de personas adicionales).  Ha llegado el momento de que la Iglesia acoja y respalde la energía nuclear dada la urgente necesidad de toda la energía limpia que podamos producir, ya que el 80% de la energía primaria del mundo sigue procediendo de la quema de combustibles fósiles. 

Reconocemos que la energía nuclear ha sido un tema muy cargado de tensión y que muchos tienen objeciones a que se amplíe su uso.  A continuación incluimos algunos recursos que nos han resultado útiles para comprender mejor el tema.  Esta información arroja luz adicional sobre la limpieza, la seguridad y la economía de la energía nuclear.  Recomendamos a todos los miembros de la Convención que los examinen antes de debatir esta resolución.

Why Nuclear Power Must Be Part of the Energy Solution (Por qué la energía nuclear debe formar parte de la solución energética), Richard Rhodes.

https://e360.yale.edu/features/why-nuclear-power-must-be-part-of-the-energy-solution-environmentalists-climate

The discreet charm of nuclear power (El discreto encanto de la energía nuclear), The Economist (gratis, pero se requiere inscripción).

https://www.economist.com/leaders/2021/11/13/the-discreet-charm-of-nuclear-power

Nuclear power: why is it so unpopular? (¿Por qué es tan poco popular la energía nuclear?), The Economist.

https://www.youtube.com/watch?v=-sjo1B3j_JM&t=6s

 

RESULTADOS

Una declaración de la Iglesia en favor de la energía nuclear ofrecerá oportunidades para conversar sobre esta opción vital para proporcionar a nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo una energía limpia, confiable y asequible, sin los efectos secundarios del calentamiento global y la contaminación atmosférica.  Aunque otras fuentes de energía limpia, como la solar y la eólica, también pueden ayudar, no falta quien fomente esas tecnologías.  Además, estas se encuentran limitadas por su naturaleza difusa y su intermitencia, y por sí solas no podrán alimentar a una sociedad moderna.

 

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