D034 Apoyo y Fomento de la Justicia Reparadora y Compromiso Moral con la Abolición de las Prisiones y la Vigilancia Policíaca
El encarcelamiento masivo y la violencia policial son profundas injusticias en la sociedad estadounidense. Ambos son producto de una cultura de supremacía blanca que pretende ejercer control sobre los estadounidenses de raza negra, en particular. Además, las prisiones estadounidenses están estructuradas por prácticas de seguridad y deshumanización que conducen a la violencia y a las condiciones inhumanas, mientras que los esfuerzos por reformar el sistema policial no han logrado controlar la violencia cometida por aquellos a quienes se les ha confiado la autoridad del estado.
El testimonio moral de la Iglesia se opone a las prácticas de exclusión y castigo, especialmente a las que se aplican de forma racialmente injusta. Nuestros actuales sistemas penitenciarios y policiales funcionan como sistemas racistas de control social, y tratan a quienes han cometido delitos como si fueran desechables. La promesa del Evangelio es la promesa de justicia para los marginados, así como de restauración y redención para quienes le han hecho daño a otros. La esperanza de la Iglesia apunta al reino venidero de Dios, donde no habrá cárceles ni policía, sino la verdadera justicia y la paz de Dios.
Nuestro llamado como Iglesia es a ser fieles a esa visión de la justicia de Dios, apoyando a quienes piden la abolición del sistema policial y penitenciario actual y su reemplazo con formas de justicia restauradora y transformadora, así como de seguridad de la comunidad.
La obligación moral de defender la abolición tiene sus raíces en la vida, muerte y resurrección de Jesús y en nuestro pacto bautismal. Jesús proclamó la libertad de los prisioneros (Lucas 4:18) y prometió la posibilidad de una justicia orientada a la restauración incluso para quienes lo asesinaron (Lucas 23:34). Nuestro voto bautismal de “proclamar con la palabra y el ejemplo la buena nueva de Dios en Cristo” nos llama a proclamar el deseo de Dios de liberación para todos los encarcelados. Debemos proclamar el deseo de Dios de una justicia y una responsabilidad reales que restablezcan las relaciones, transformen las situaciones de daño y apunten a la reconciliación, lo cual es la misión central de la Iglesia.
Nuestro voto bautismal de “trabajar por la justicia y la paz, y respetar la dignidad de todo ser humano” exige que reconozcamos las formas en que la policía y las prisiones son sistemas que funcionan para mantener la supremacía blanca y restringir la vida y la libertad de las personas marginadas, especialmente los negros, los latinos y los indígenas estadounidenses. Además, la violencia y los abusos cometidos por la policía, y los que se producen dentro de las prisiones, incluida la tortura del aislamiento, la sujeción con grilletes y cadenas, y otras condiciones inhumanas, degradan directamente la dignidad humana. Ser objeto de violencia policial en la propia comunidad o estar encerrado en una jaula no está en consonancia con la dignidad de todo ser humano. Nuestro pacto bautismal nos llama a buscar alternativas a este tipo de encarcelamiento y violencia.
El sistema penitenciario y policial actual de Estados Unidos deriva de la historia de la esclavitud y la segregación de Jim Crow. Las prisiones y el sistema policial estadounidenses funcionan en la práctica como un sistema de control racial —un “nuevo Jim Crow”[1]— establecido sobre una base que va en contra de la raza negra. Debido a estas conexiones históricas, el movimiento actual por la abolición de las prisiones y el sistema policial es un sucesor del movimiento del siglo XIX por la abolición de la esclavitud. El obispo James Theodore Holly presentó repetidamente resoluciones ante la Convención General pidiendo la abolición de la esclavitud, pero la Iglesia Episcopal nunca las adoptó ni las respaldó. En el siglo XIX, estábamos en el lado equivocado del asunto de la abolición. Situémonos en el lado correcto de este debate en el siglo XXI.
La Iglesia ha sido cómplice de la dependencia del sistema policial y las prisiones en nuestra sociedad para garantizar la seguridad de algunas personas a expensas de la vida y la dignidad de otras. En el pacto bautismal, prometemos que “siempre que caigamos en pecado, nos arrepentiremos y volveremos al Señor”. La oposición mesurada a la encarcelación “masiva”, pero no al encarcelamiento más general, los intentos por mejorar las condiciones de las prisiones y los esfuerzos por buscar la reforma de la policía no son suficientes. Dios desea: “vuélvanse a mí con todo su corazón” (Joel 2:12). Debemos renunciar a los sistemas policiales y de encarcelamiento pecaminosos y deshumanizadores, y comprometernos con los sistemas de seguridad pública equitativos y pacíficos. El compromiso moral de aspirar a la abolición de las prisiones y del sistema policial es un arrepentimiento verdadero y necesario.
Recursos adicionales:
Las siguientes son otras organizaciones religiosas que buscan y estudian la abolición (enlaces adjuntos):
- Community Safety for All Toolkit de SURJ-Faith: https://surj.org/our-work/surj-faith/cs4a/
- Abolition Curriculum de la Iglesia Menonita de EE. UU.: https://www.mennoniteusa.org/abolition-curriculum/
- Abolitionist Sanctuary: https://www.abolitionistsanctuary.org/
- Christians for the Abolition of Prisons: https://christiansforabolition.org
Libros:
The Fall of the Prison: Biblical Perspectives on Prison Abolition, Lee Griffith (Eerdmans, 1993)
“Prison Makes Us Safer” and 20 Other Myths About Mass Incarceration, Victoria Law (Beacon, 2021)
Rethinking Incarceration: Advocating for Justice that Restores, Dominique Dubois Gilliard (IVP, 2018)
Beyond Prisons: A New Interfaith Paradigm for Our Failed Prison System, Laura Magnani y Harmon L. Wray (Augsburg Fortress, 2006)
We Do This ‘Til We Free Us, Mariame Kaba (Haymarket Books, 2021)
Locked Down, Locked Out: Why Prison Doesn’t Work and How We Can Do Better, Maya Schenwar (Berrett-Koehler, 2014)
Las sugerencias de políticas se extrajeron de las Reformas Abolicionistas de Critical Resistance. Consulte los documentos adjuntos.
[1] Consulte Michelle Alexander, The New Jim Crow, New Press, 2010.
Documentos de Apoyo:
Página web de Christians for Abolition
Community Safety Toolkit de SURJ-Faith
Abolition Curriculum from the Mennonite Church
Sitio web de Abolitionist Sanctuary
CR_abolitioniststeps_antiexpansion_2021_eng
CR_police_reform_vs_abolition_chart_revised
Nota: esta resolución o su explicación contienen referencias externas, como URL de sitios web, que podrían no estar traducidos a los idiomas requeridos por la Convención General. Debido a restricciones en materia de derechos de autor, la Convención General no puede proporcionar traducciones. Sin embargo, es posible que su navegador pueda proporcionarle una traducción automática a otro idioma. Si necesita ayuda al respecto, escriba a gc.support@episcopalchurch.org.
Explicación
El encarcelamiento masivo y la violencia policial son profundas injusticias en la sociedad estadounidense. Ambos son producto de una cultura de supremacía blanca que pretende ejercer control sobre los estadounidenses de raza negra, en particular. Además, las prisiones estadounidenses están estructuradas por prácticas de seguridad y deshumanización que conducen a la violencia y a las condiciones inhumanas, mientras que los esfuerzos por reformar el sistema policial no han logrado controlar la violencia cometida por aquellos a quienes se les ha confiado la autoridad del estado.
El testimonio moral de la Iglesia se opone a las prácticas de exclusión y castigo, especialmente a las que se aplican de forma racialmente injusta. Nuestros actuales sistemas penitenciarios y policiales funcionan como sistemas racistas de control social, y tratan a quienes han cometido delitos como si fueran desechables. La promesa del Evangelio es la promesa de justicia para los marginados, así como de restauración y redención para quienes le han hecho daño a otros. La esperanza de la Iglesia apunta al reino venidero de Dios, donde no habrá cárceles ni policía, sino la verdadera justicia y la paz de Dios.
Nuestro llamado como Iglesia es a ser fieles a esa visión de la justicia de Dios, apoyando a quienes piden la abolición del sistema policial y penitenciario actual y su reemplazo con formas de justicia restauradora y transformadora, así como de seguridad de la comunidad.
La obligación moral de defender la abolición tiene sus raíces en la vida, muerte y resurrección de Jesús y en nuestro pacto bautismal. Jesús proclamó la libertad de los prisioneros (Lucas 4:18) y prometió la posibilidad de una justicia orientada a la restauración incluso para quienes lo asesinaron (Lucas 23:34). Nuestro voto bautismal de “proclamar con la palabra y el ejemplo la buena nueva de Dios en Cristo” nos llama a proclamar el deseo de Dios de liberación para todos los encarcelados. Debemos proclamar el deseo de Dios de una justicia y una responsabilidad reales que restablezcan las relaciones, transformen las situaciones de daño y apunten a la reconciliación, lo cual es la misión central de la Iglesia.
Nuestro voto bautismal de “trabajar por la justicia y la paz, y respetar la dignidad de todo ser humano” exige que reconozcamos las formas en que la policía y las prisiones son sistemas que funcionan para mantener la supremacía blanca y restringir la vida y la libertad de las personas marginadas, especialmente los negros, los latinos y los indígenas estadounidenses. Además, la violencia y los abusos cometidos por la policía, y los que se producen dentro de las prisiones, incluida la tortura del aislamiento, la sujeción con grilletes y cadenas, y otras condiciones inhumanas, degradan directamente la dignidad humana. Ser objeto de violencia policial en la propia comunidad o estar encerrado en una jaula no está en consonancia con la dignidad de todo ser humano. Nuestro pacto bautismal nos llama a buscar alternativas a este tipo de encarcelamiento y violencia.
El sistema penitenciario y policial actual de Estados Unidos deriva de la historia de la esclavitud y la segregación de Jim Crow. Las prisiones y el sistema policial estadounidenses funcionan en la práctica como un sistema de control racial —un “nuevo Jim Crow”[1]— establecido sobre una base que va en contra de la raza negra. Debido a estas conexiones históricas, el movimiento actual por la abolición de las prisiones y el sistema policial es un sucesor del movimiento del siglo XIX por la abolición de la esclavitud. El obispo James Theodore Holly presentó repetidamente resoluciones ante la Convención General pidiendo la abolición de la esclavitud, pero la Iglesia Episcopal nunca las adoptó ni las respaldó. En el siglo XIX, estábamos en el lado equivocado del asunto de la abolición. Situémonos en el lado correcto de este debate en el siglo XXI.
La Iglesia ha sido cómplice de la dependencia del sistema policial y las prisiones en nuestra sociedad para garantizar la seguridad de algunas personas a expensas de la vida y la dignidad de otras. En el pacto bautismal, prometemos que “siempre que caigamos en pecado, nos arrepentiremos y volveremos al Señor”. La oposición mesurada a la encarcelación “masiva”, pero no al encarcelamiento más general, los intentos por mejorar las condiciones de las prisiones y los esfuerzos por buscar la reforma de la policía no son suficientes. Dios desea: “vuélvanse a mí con todo su corazón” (Joel 2:12). Debemos renunciar a los sistemas policiales y de encarcelamiento pecaminosos y deshumanizadores, y comprometernos con los sistemas de seguridad pública equitativos y pacíficos. El compromiso moral de aspirar a la abolición de las prisiones y del sistema policial es un arrepentimiento verdadero y necesario.
Recursos adicionales:
Las siguientes son otras organizaciones religiosas que buscan y estudian la abolición (enlaces adjuntos):
- Community Safety for All Toolkit de SURJ-Faith: https://surj.org/our-work/surj-faith/cs4a/
- Abolition Curriculum de la Iglesia Menonita de EE. UU.: https://www.mennoniteusa.org/abolition-curriculum/
- Abolitionist Sanctuary: https://www.abolitionistsanctuary.org/
- Christians for the Abolition of Prisons: https://christiansforabolition.org
Libros:
The Fall of the Prison: Biblical Perspectives on Prison Abolition, Lee Griffith (Eerdmans, 1993)
“Prison Makes Us Safer” and 20 Other Myths About Mass Incarceration, Victoria Law (Beacon, 2021)
Rethinking Incarceration: Advocating for Justice that Restores, Dominique Dubois Gilliard (IVP, 2018)
Beyond Prisons: A New Interfaith Paradigm for Our Failed Prison System, Laura Magnani y Harmon L. Wray (Augsburg Fortress, 2006)
We Do This ‘Til We Free Us, Mariame Kaba (Haymarket Books, 2021)
Locked Down, Locked Out: Why Prison Doesn’t Work and How We Can Do Better, Maya Schenwar (Berrett-Koehler, 2014)
Las sugerencias de políticas se extrajeron de las Reformas Abolicionistas de Critical Resistance. Consulte los documentos adjuntos.
[1] Consulte Michelle Alexander, The New Jim Crow, New Press, 2010.
Documentos de Apoyo:
Página web de Christians for Abolition
Community Safety Toolkit de SURJ-Faith
Abolition Curriculum from the Mennonite Church
Sitio web de Abolitionist Sanctuary
CR_abolitioniststeps_antiexpansion_2021_eng
CR_police_reform_vs_abolition_chart_revised
Nota: esta resolución o su explicación contienen referencias externas, como URL de sitios web, que podrían no estar traducidos a los idiomas requeridos por la Convención General. Debido a restricciones en materia de derechos de autor, la Convención General no puede proporcionar traducciones. Sin embargo, es posible que su navegador pueda proporcionarle una traducción automática a otro idioma. Si necesita ayuda al respecto, escriba a gc.support@episcopalchurch.org.