D043 Apoyo y Defensa de los Cristianos Iraquíes
La Resolución 2018-D063 pedía que las congregaciones y diócesis trabajaran por la protección de las minorías perseguidas de Irak, en colaboración con la Diócesis Anglicana de Chipre y el Golfo. Desde entonces, la situación de los cristianos iraquíes y otras minorías ha seguido siendo precaria, con continuos desafíos a su seguridad, derechos y libertades.
La ciudad bíblica de Ur, ubicada en Irak, se considera el lugar donde nació Abraham, padre del judaísmo, el cristianismo y el islam. Irak alberga algunas de las comunidades cristianas más antiguas del planeta, las cuales aún hablan arameo, la lengua de Jesús. En su libro “Christianity: The First Three Thousand Years” (Los primeros tres mil años del cristianismo), Diarmaid MacCulloch señaló: Los cristianos occidentales han olvidado que, antes de que la llegada del islam transformara por completo la situación en el Mediterráneo oriental y Asia, había una buena probabilidad de que el centro de gravedad de la fe cristiana se hubiera desplazado hacia el este, hacia Irak, en lugar de hacia el oeste, hacia Roma.
Tras siglos de conflicto y décadas de guerra casi continua, en la Iglesia Episcopal deberíamos comprometernos a participar en la creación de un Irak más próspero, tolerante y pacífico mediante el fomento, la amistad y la ayuda económica.
Explicación
La Resolución 2018-D063 pedía que las congregaciones y diócesis trabajaran por la protección de las minorías perseguidas de Irak, en colaboración con la Diócesis Anglicana de Chipre y el Golfo. Desde entonces, la situación de los cristianos iraquíes y otras minorías ha seguido siendo precaria, con continuos desafíos a su seguridad, derechos y libertades.
La ciudad bíblica de Ur, ubicada en Irak, se considera el lugar donde nació Abraham, padre del judaísmo, el cristianismo y el islam. Irak alberga algunas de las comunidades cristianas más antiguas del planeta, las cuales aún hablan arameo, la lengua de Jesús. En su libro “Christianity: The First Three Thousand Years” (Los primeros tres mil años del cristianismo), Diarmaid MacCulloch señaló: Los cristianos occidentales han olvidado que, antes de que la llegada del islam transformara por completo la situación en el Mediterráneo oriental y Asia, había una buena probabilidad de que el centro de gravedad de la fe cristiana se hubiera desplazado hacia el este, hacia Irak, en lugar de hacia el oeste, hacia Roma.
Tras siglos de conflicto y décadas de guerra casi continua, en la Iglesia Episcopal deberíamos comprometernos a participar en la creación de un Irak más próspero, tolerante y pacífico mediante el fomento, la amistad y la ayuda económica.