C036 La Paz del Señor Esté con Ustedes
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Diputados,
Que la 81ª Convención General ordene a la Comisión Permanente sobre Liturgia y Música que incluya orientación adicional en los Principios para Guiar la Elaboración de Textos Litúrgicos, para que incluyan como opción en el párrafo 2a (Reunión y Preparación) el compartir La Paz, definida en el párrafo 2c como “una expresión ritual de la unidad del Cuerpo de Cristo al reunirse para ofrecer la Santa Eucaristía” al comienzo del culto, ofreciendo un sentido pastoral y realista de unidad cuando la comunidad, procedente de diferentes lugares y con diferentes preocupaciones, comience su camino litúrgico hacia el punto central de nuestra experiencia de culto compartido, donde se realiza la unidad, tanto en la comunidad como en Cristo.
Explicación
El servicio de la Santa Eucaristía consta de dos partes, la Liturgia de la Palabra y La Santa Comunión. Juntos conducen a la comunidad hacia el acto central del culto eucarístico, la participación en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Al vincular ambos, compartir la paz de Dios ofrece a todos la oportunidad de dejar a un lado nuestras diferencias y darnos cuenta de nuestra unidad, antes de acercarnos a la mesa.
Durante este momento, muchos disfrutan de la oportunidad de salir de su banca para conocer y saludar a los presentes, y a menudo ven por primera vez a los que están sentados detrás de ellos. Es un momento de verdadera bendición, pero el Caos Sagrado que se crea puede distraer de las acciones centradas que ofrece la Liturgia de la Palabra. A menudo seguida de anuncios, la Paz ha sido descrita por algunos como un intermedio entre las dos partes de la Eucaristía, en lugar de ser lo que las une.
Durante un sabático del clero, que se centró en las prácticas de acogida en diversas tradiciones cristianas, se observó que las comunidades que dedican tiempo, cuando se reúnen para el culto, a acogerse unas a otras, parecen adquirir un sentido más profundo de unidad en su culto y ofrecen una experiencia más significativa, ya que los himnos, las lecturas y las oraciones ininterrumpidas de la liturgia acercan a la comunidad y a su acto central de culto. Al trasladar el momento de compartir la paz al inicio de la misa y ofrecer una oración por la paz después de la confesión, los feligreses han descrito un mayor sentido de comunidad al compartir la Eucaristía, no como una reunión de personas, sino como un solo organismo, compartiendo el amor que se comparte con ellos.
Al creer que la liturgia es un medio para reunir a las personas desde cualquier sitio en que se encuentren en la vida, acercándolas aún más entre sí y a Dios, se recomienda, por tanto, que compartir la paz ya no se limite a la rúbrica, sino que se permita compartirla también al comienzo del culto.
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