D055Trienio del 50° Aniversario de la Ordenación de Mujeres
La ordenación en 1944, durante la guerra, de la Rvda. Florence Li Tim-Oi, quien fue la primera mujer presbítera anglicana, así como sus conferencias en Nueva York y San Francisco después de la Segunda Guerra Mundial, despertaron en algunas mujeres episcopales la posibilidad de ordenarse en el presbiterio.
Después del informe de la Cámara de Obispos en 1966 en el que se apoyaba la ordenación de mujeres, en las Resoluciones 34 a 38 de la X Conferencia de Lambeth (1968) tituladas colectivamente “El Ministerio: ordenación de mujeres al presbiterio” se pidió que las provincias estudiaran cuidadosamente el asunto de la ordenación de mujeres e informaran de sus conclusiones al Consejo Consultivo Anglicano (Anglican Consultative Council, ACC), y que consultaran con dicho consejo antes de ordenar mujeres al presbiterio.
En 1970, la 63ª Convención General (1970) aprobó la ordenación de mujeres al diaconado en ambas Cámaras, pero la votación del clero de la Cámara de Diputados no alcanzó la mayoría requerida para abrir todas las órdenes ordenadas a las mujeres.
Tras la declaración del Consejo Consultivo Anglicano de 1971 respecto a que sería aceptable que las provincias permitieran la ordenación de mujeres al presbiterio (Resolución 28b del ACC-1), dos mujeres fueron ordenadas en la jurisdicción de Hong Kong y Macao, lo cual dio más impulso a la votación sobre la ordenación de mujeres al presbiterio en la 64ª Convención General (1973).
La resolución 1973-D008 de la 64ª Convención General de Louisville, Kentucky, fue rechazada, lo cual precipitó las ordenaciones irregulares de once diáconas al presbiterio en la Church of the Advocate de Philadelphia el 29 de julio de 1974, y de cuatro diáconas al presbiterio en la parroquia de St. Stephen and the Incarnation en Washington D.C. el 7 de septiembre de 1975.
En la 65ª Convención General, celebrada en Minneapolis, MN, se enmendó el Título III.9.1 del Canon para abrir la ordenación de mujeres a todas las órdenes (1976-B300) y se adoptó la resolución de la Cámara de Obispos (1976-B300) para regularizar a las mujeres ordenadas irregularmente al presbiterio; en enero de 1977 se dio inicio a nuevas ordenaciones de mujeres al presbiterio.
Con la ordenación al presbiterio de la Rvda. Pauli Murray como primera mujer afroamericana presbítera, ocurrida el 8 de enero de 1977, la ordenación de mujeres inició una diversidad demográfica aún mayor dentro del presbiterio (Murray también había formado parte de la Comisión Conjunta sobre Ministerios Ordenados y Autorizados, compuesta por seis miembros, que presentó la resolución ante la 63ª Convención General [1970] sobre la ordenación de mujeres).
La apertura del presbiterio a las mujeres hizo posible la ordenación el 11 de febrero de 1989 de la Rvdma. Barbara Clementine Harris como Obispa Sufragánea de la Diócesis de Massachusetts y primera Obispa de la Comunión Anglicana, cuyo 35° aniversario se conmemoró en 2024.
La apertura de la ordenación al presbiterio y al episcopado para las mujeres hizo posible la elección de la primera Obispa Presidenta de la Iglesia Episcopal y la primera Primada de la Comunión Anglicana, la Rvdma. Katharine Jefferts Schori, en 2006, cuyo 20° aniversario se conmemorará en el próximo trienio.
En la 75ª Convención General de Columbus, OH se aprobó la Resolución 2006-A139 Celebrar a las Mujeres que están en el Ministerio, en la que se expresó el agradecimiento por todas las mujeres del ministerio laico y ordenado, y se animó a las diócesis a celebrar los ministerios de las mujeres según el contexto local, incluyendo el reconocimiento de las pioneras en la ordenación de mujeres, su testimonio y su valentía, se crea un precedente para el trienio del 50° aniversario.
Un trienio conmemorativo de la ordenación de mujeres al presbiterio proporciona un medio para comunicar y celebrar estos acontecimientos significativos, así como para reconocer la historia de los esfuerzos de apoyo mutuo tanto de mujeres como de hombres, ordenados y laicos, para crear una estructura de ministerio más justa y demográficamente representativa en la Iglesia; en conjunto, se pretende inspirar a las nuevas generaciones para que continúen los esfuerzos hacia una formación ministerial que responda más estrechamente a la diversidad demográfica de la Iglesia Episcopal.
Un trienio conmemorativo de la ordenación de mujeres al presbiterio ofrece amplias oportunidades para la planificación y el desarrollo de la liturgia y el culto, así como diversos eventos, programas y materiales relacionados con el discernimiento, la formación y la educación. También ofrece oportunidades para celebrar las formas en que las mujeres de diversas posiciones sociales han tratado de transformar las estructuras injustas o desiguales de la Iglesia y la sociedad, tanto en variados contextos diocesanos como en toda la Iglesia.
Del mismo modo que la ordenación de mujeres ha implicado colaboración, los esfuerzos conmemorativos deberían valorar y reflejar principios y prácticas de mutualidad e inclusión en la misión, los ministerios y la divulgación; se anima especialmente a la colaboración local y diocesana cuando sea factible; el financiamiento puede ayudar a apoyar estos esfuerzos donde la ayuda sea más necesaria.
Explicación
La ordenación en 1944, durante la guerra, de la Rvda. Florence Li Tim-Oi, quien fue la primera mujer presbítera anglicana, así como sus conferencias en Nueva York y San Francisco después de la Segunda Guerra Mundial, despertaron en algunas mujeres episcopales la posibilidad de ordenarse en el presbiterio.
Después del informe de la Cámara de Obispos en 1966 en el que se apoyaba la ordenación de mujeres, en las Resoluciones 34 a 38 de la X Conferencia de Lambeth (1968) tituladas colectivamente “El Ministerio: ordenación de mujeres al presbiterio” se pidió que las provincias estudiaran cuidadosamente el asunto de la ordenación de mujeres e informaran de sus conclusiones al Consejo Consultivo Anglicano (Anglican Consultative Council, ACC), y que consultaran con dicho consejo antes de ordenar mujeres al presbiterio.
En 1970, la 63ª Convención General (1970) aprobó la ordenación de mujeres al diaconado en ambas Cámaras, pero la votación del clero de la Cámara de Diputados no alcanzó la mayoría requerida para abrir todas las órdenes ordenadas a las mujeres.
Tras la declaración del Consejo Consultivo Anglicano de 1971 respecto a que sería aceptable que las provincias permitieran la ordenación de mujeres al presbiterio (Resolución 28b del ACC-1), dos mujeres fueron ordenadas en la jurisdicción de Hong Kong y Macao, lo cual dio más impulso a la votación sobre la ordenación de mujeres al presbiterio en la 64ª Convención General (1973).
La resolución 1973-D008 de la 64ª Convención General de Louisville, Kentucky, fue rechazada, lo cual precipitó las ordenaciones irregulares de once diáconas al presbiterio en la Church of the Advocate de Philadelphia el 29 de julio de 1974, y de cuatro diáconas al presbiterio en la parroquia de St. Stephen and the Incarnation en Washington D.C. el 7 de septiembre de 1975.
En la 65ª Convención General, celebrada en Minneapolis, MN, se enmendó el Título III.9.1 del Canon para abrir la ordenación de mujeres a todas las órdenes (1976-B300) y se adoptó la resolución de la Cámara de Obispos (1976-B300) para regularizar a las mujeres ordenadas irregularmente al presbiterio; en enero de 1977 se dio inicio a nuevas ordenaciones de mujeres al presbiterio.
Con la ordenación al presbiterio de la Rvda. Pauli Murray como primera mujer afroamericana presbítera, ocurrida el 8 de enero de 1977, la ordenación de mujeres inició una diversidad demográfica aún mayor dentro del presbiterio (Murray también había formado parte de la Comisión Conjunta sobre Ministerios Ordenados y Autorizados, compuesta por seis miembros, que presentó la resolución ante la 63ª Convención General [1970] sobre la ordenación de mujeres).
La apertura del presbiterio a las mujeres hizo posible la ordenación el 11 de febrero de 1989 de la Rvdma. Barbara Clementine Harris como Obispa Sufragánea de la Diócesis de Massachusetts y primera Obispa de la Comunión Anglicana, cuyo 35° aniversario se conmemoró en 2024.
La apertura de la ordenación al presbiterio y al episcopado para las mujeres hizo posible la elección de la primera Obispa Presidenta de la Iglesia Episcopal y la primera Primada de la Comunión Anglicana, la Rvdma. Katharine Jefferts Schori, en 2006, cuyo 20° aniversario se conmemorará en el próximo trienio.
En la 75ª Convención General de Columbus, OH se aprobó la Resolución 2006-A139 Celebrar a las Mujeres que están en el Ministerio, en la que se expresó el agradecimiento por todas las mujeres del ministerio laico y ordenado, y se animó a las diócesis a celebrar los ministerios de las mujeres según el contexto local, incluyendo el reconocimiento de las pioneras en la ordenación de mujeres, su testimonio y su valentía, se crea un precedente para el trienio del 50° aniversario.
Un trienio conmemorativo de la ordenación de mujeres al presbiterio proporciona un medio para comunicar y celebrar estos acontecimientos significativos, así como para reconocer la historia de los esfuerzos de apoyo mutuo tanto de mujeres como de hombres, ordenados y laicos, para crear una estructura de ministerio más justa y demográficamente representativa en la Iglesia; en conjunto, se pretende inspirar a las nuevas generaciones para que continúen los esfuerzos hacia una formación ministerial que responda más estrechamente a la diversidad demográfica de la Iglesia Episcopal.
Un trienio conmemorativo de la ordenación de mujeres al presbiterio ofrece amplias oportunidades para la planificación y el desarrollo de la liturgia y el culto, así como diversos eventos, programas y materiales relacionados con el discernimiento, la formación y la educación. También ofrece oportunidades para celebrar las formas en que las mujeres de diversas posiciones sociales han tratado de transformar las estructuras injustas o desiguales de la Iglesia y la sociedad, tanto en variados contextos diocesanos como en toda la Iglesia.
Del mismo modo que la ordenación de mujeres ha implicado colaboración, los esfuerzos conmemorativos deberían valorar y reflejar principios y prácticas de mutualidad e inclusión en la misión, los ministerios y la divulgación; se anima especialmente a la colaboración local y diocesana cuando sea factible; el financiamiento puede ayudar a apoyar estos esfuerzos donde la ayuda sea más necesaria.