D057 Fomentar Soluciones de Vivienda
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Obispos,
Que la Iglesia Episcopal reafirme nuestro llamado a la Vivienda como Derecho Humano (2018-C041), al fomentar soluciones expansivas para el creciente costo de la vivienda en Estados Unidos; y asimismo
Se resuelve, Que la Iglesia Episcopal, con la ayuda de la Oficina de Relaciones Gubernamentales y la Red Episcopal de Políticas Públicas, apoye las políticas en los niveles de gobierno local, estatal y nacional para reducir la cantidad de población sin vivienda y aumentar la vivienda asequible por medio de lo siguiente:
- Transformar los programas de vales en derechos federales, de modo que todos los hogares que cumplan los requisitos los reciban.
- Proporcionar financiamiento público para inversiones en vivienda justa y asequible.
- Crear caminos para que los veteranos sin vivienda, quienes vuelven de la cárcel o los que tienen problemas de salud mental o de consumo de sustancias obtengan una vivienda asequible.
- Apoyar, mediante financiamiento y legislación, las viviendas de corta duración y de transición.
- Eliminar la discriminación en materia de vivienda sobre la base de la fuente de ingresos.
- Crear un derecho al alojamiento que garantice a las personas sin vivienda el derecho a una cama en un albergue, si lo necesitan.
Y asimismo
Se resuelve, Que la Iglesia Episcopal aliente a las Diócesis y congregaciones a revisar sus terrenos y propiedades no utilizados como una posibilidad de contar con más unidades de vivienda asequible; y asimismo
Se resuelve, Que la Iglesia Episcopal aliente a las congregaciones a evaluar las necesidades de vivienda de sus comunidades, a colaborar con las organizaciones locales en las problemáticas de la falta de vivienda y la inseguridad de la vivienda, y a abogar por una vivienda asequible.
Explicación
La vivienda debería ser un derecho humano básico. Así como la comida y la ropa son necesarias para sobrevivir, también lo es un techo bajo el cual cobijarse. Por desgracia, la vivienda no se considera un derecho humano básico. En Estados Unidos hay muchas personas que están a un sueldo de ser desalojadas. Los estudios han revelado que un aumento del alquiler promedio de US$100 al mes podría incrementar en un 32% la cantidad de personas sin hogar en una ciudad. Es más barato pagar el alquiler de una persona que alojarla en un albergue. Al contar con vivienda, las personas disponen de un sistema de apoyo comunitario. Eso no se consigue en un albergue y es difícil, en el mejor de los casos, cuando se vive en la calle o en un auto.
Los vales de vivienda funcionan. Han sacado de la indigencia a más de un millón de personas. Los vales pagan un porcentaje del alquiler y se costean con fondos públicos. Las personas reciben los vales, encuentran un apartamento y pagan ellos mismos un pequeño porcentaje del alquiler, lo cual les permite enfocarse en la comida, la ropa y la vivienda. Uno de nuestros mayores programas de vales es la Sección 8. La mayoría de las personas que solicitan vales de la Sección 8 llevan años, a veces décadas, en listas de espera. Algunas áreas han cerrado sus listas, y las listas llevan cerradas más de diez años.
Para combatir el problema de las personas sin vivienda necesitamos muchas estrategias. En primer lugar, necesitamos el derecho a que todos puedan disponer de una cama de albergue para dormir. Nadie debería tener que dormir a la intemperie y luchar contra los elementos, ni ser detenido por no tener adónde ir. Entonces, necesitamos más viviendas de apoyo, así como más viviendas justas y asequibles. Tenemos que acabar con la posibilidad de que los renteros rechacen a los solicitantes de alquiler porque su fuente de ingresos no es la que el rentero desea, como los ingresos procedentes de prestaciones públicas o de la Administración de Veteranos. Por último, necesitamos vales para que quienes puedan ser alojados consigan vivienda, una vivienda asequible.